lunes, 1 de noviembre de 2010

Zicosur (Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur): organización internacional de diplomacia multilateral descentralizada.

ZICOSUR: la diplomacia de los gobiernos regionales

Por: Manuel Rodríguez Cuadros
Ex canciller del Perú. Actual embajador en Bolivia

En el mundo global de nuestros días las relaciones internacionales y la diplomacia también se descentralizan. Manteniendo las prerrogativas y facultades jurisdiccionales de los Estados centrales, los gobiernos estaduales, en el caso de Estados federales como la Argentina, México, los Estados Unidos o Venezuela, los gobiernos autonómicos como en España o Bolivia y los gobiernos regionales como en el Perú y los demás Estados de constitución unitaria, desarrollan cada vez más, por iniciativa propia, relaciones externas con otros Estados o con gobiernos subnacionales extranjeros. A la diplomacia de los gobiernos subnacionales se le denomina diplomacia descentralizada.

La dinámica de la diplomacia descentralizada también incluye a las empresas, las organizaciones no gubernamentales y las instituciones de la sociedad civil. Ya son pocas las cancillerías en el mundo que aun no incorporan la diplomacia descentralizada como uno de los instrumentos de su política exterior. Y cada vez son más los gobiernos subnacionales que se dotan en su estructura institucional de dependencias responsables de sus relaciones externas: secretarías, direcciones, unidades u oficinas de relaciones internacionales. El objeto de la diplomacia descentralizada es múltiple. Desde la cooperación hasta el diálogo político o institucional, pasando por las inversiones, la promoción del comercio y el turismo o el hermanamiento de ciudades.

En el caso del Perú, la construcción del puente sobre el río Acre que une Assis (Brasil/Acre) con Iñapari (Perú/Madre de Dios), obra que costó 10 millones de dólares, fue un resultado de la nueva diplomacia descentralizada. La decisión de construir el puente, financiado íntegramente por el gobierno subnacional del Acre, se adoptó en la declaración conjunta que suscribí con el gobernador del Acre, Jorge Viana, en una visita oficial en la que participaron más de 140 empresarios regionales, procedentes de Acre, Matto Grosso Rio Grande do Sul, Madre de Dios, Ucayali, Arequipa, Puno y Cusco. Esta es la potencialidad de la diplomacia descentralizada.

Zicosur (Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur) es la organización internacional de diplomacia multilateral descentralizada más importante de América Latina. Está integrada por los gobiernos subnacionales del noreste argentino (Salta, Corrientes, Jujuy, Tucumán, Chaco y Santiago del Estero); de los departamentos Bolivianos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Potosí; de los Estados de Mato Grosso, Mato Grosso do Sul y Paraná del occidente brasileño; de las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Atacama del norte grande de Chile y de las regiones aledañas del Paraguay.

Zicosur tiene una agenda múltiple de promoción del desarrollo integrado del centro oeste sudamericano. Incluye proyectos sobre comercio, inversiones, infraestructura física, energía, cultura y cooperación institucional. Su visión moderna del desarrollo asocia a empresarios y universidades. Trabaja de manera funcionalmente integrada con GEICOS, el Grupo Empresarial Interregional del Centro Oeste Sudamericano.

En este espacio estratégico de enorme potencialidad económica, escenario de flujos empresariales, sociales, políticos, culturales y de la acción concertada de los gobiernos subnacionales de la región, hay una ausencia notoria: la del Perú, la de los gobiernos regionales de Puno, Cusco, Arequipa, Moquegua y Tacna. En la última reunión de los gobernadores de Zicosur, que tuvo lugar en Santa Cruz el 23 de septiembre de este año, recogí el sentimiento unánime de sus miembros para que los gobiernos regionales del sur del Perú se integren al proyecto. Es una agenda pendiente.

Fuente: Diario La Primera (Perú). 28 de octubre del 2010.

domingo, 31 de octubre de 2010

"La derecha peruana nunca gana las elecciones. Perdió contra Alan García en 1985, contra Fujimori en 1990, contra Toledo en 2001 y García el 2006".

“En el Perú apenas existe una derecha liberal”

Politólogo estadounidense, formado en Stanford, doctorado en Berkeley y profesor en Harvard desde 1999, Steven Levitsky sostiene una relación intensa con América Latina. Vivió en Honduras, Nicaragua y Argentina antes de llegar al Perú por primera vez a mediados de los noventa. Casado con una periodista peruana, fascinado por la cultura y la historia política del país, Levitsky ha seguido de cerca el proceso político peruano, y es autor de una decena de ensayos sobre democracia y partidos políticos. Hoy está otra vez en Lima, gracias a una invitación de la PUCP, dictando por un semestre el curso “Regímenes políticos comparados”. Aquí su visión de la coyuntura local de cara a los comicios del 2011.

Por: Enrique Patriau

¿Qué representa la victoria de Susana Villarán para la izquierda peruana?

–No representa una victoria de la izquierda. Como en todas las elecciones en el Perú, es más un triunfo personal. Si la campaña duraba una semana más, Lourdes Flores hubiese sido la ganadora.

–¿Tanto así?

–La última semana de la campaña de Villarán fue una de las peores estrategias electorales que he visto en mi vida. Un desastre. Su performance en el debate fue muy mala, no respondió a nada, se puso muy conservadora, muy tímida. Prefirió no arriesgar sus puntos de ventaja y prácticamente desapareció del escenario. En cambio, Lourdes estuvo muy fuerte, salía en la televisión a cada hora, y casi la alcanza. Ha sido una elección muy volátil.

–Pero de alguna manera la izquierda podría beneficiarse.

–No veo mucha evidencia de que el electorado limeño se haya pegado a la izquierda. Sin embargo, Fuerza Social es un sector que, a pesar de no haber tenido mucho éxito en el pasado, representa un esfuerzo coherente por convertirse en una opción de centroizquierda. Esta podría ser la oportunidad para construir un espacio de centroizquierda. Fuerza Social no tiene nada que ver con los grupos de izquierda, como Patria Roja, ni con el nacionalismo. Es un grupo de clase media progresista, con muchos tecnócratas y sectores moderados de lo que fue Izquierda Unida.

–¿Qué tendría que ocurrir para que la izquierda aproveche esta oportunidad?

–Para empezar, gobernar bien. Ahora, no olvidemos que la relación entre el éxito de un candidato y el éxito de sus aliados es muy débil. Fujimori nunca pudo endosar votos. Alan García es una cosa, pero al Apra le fue muy mal en las elecciones. Lo mismo pasa con Alejandro Toledo y Perú Posible.

–¿No cree que en esta última elección parte de la derecha peruana reveló su lado más cavernario?

–Sí. Desde luego, existen muchas derechas. Hay una ligada a la Iglesia Católica y muy conservadora, tienes al fujimorismo, a la derecha no partidaria pero militarista, y al propio gobierno aprista aliado con Giampietri y Cipriani. De todas ellas, la derecha fujimorista es la que tiene más apoyo electoral. Lo que me llama la atención es que la derecha liberal apenas existe. Ni se le vio en esta campaña. La única voz de derecha liberal que se escucha aquí viene de fuera, es la de Mario Vargas Llosa. Eso es preocupante.

–¿Qué diferencia a la derecha peruana de las otras derechas de la región?

–Que la derecha de otros países, salvo quizás en Colombia, no es tan militarista. En el Perú sobrevive una derecha abiertamente enfrentada al sistema internacional de los derechos humanos. Ese tipo de derecha ya se está muriendo en otros países, miremos a Chile, Argentina, Brasil…

–¿Y considera que es una derecha con alguna posibilidad de éxito electoral?

–No. La derecha peruana nunca gana las elecciones. Perdió contra Alan García en 1985, contra Fujimori en 1990, contra Toledo en 2001 y volvió a perder con García en 2006. Y sin embargo, ha tenido la suerte de que casi todos los gobiernos en los últimos veinte años aplicaron políticas conservadoras.

–¿Salvo Toledo?

–Toledo gobernó un poco más al centro y fue atacado por eso. Puede decirse que Fujimori y García, en su versión 2006, gobernaron en alianza con la derecha, con un programa muy conservador. Y no me parece que ese programa tenga ahora mucho éxito electoral. Por ejemplo, las encuestas revelan que en Lima la gente ya no está tan preocupada por un rebrote del terrorismo senderista. La corrupción es la preocupación número uno. De ahí que la campaña macartista contra Villarán no le hizo mucho daño. Al contrario, le dio visibilidad. El programa de la derecha no ha ganado las elecciones aquí. ¿Pero qué pasaría si entramos a una situación parecida a la de Bolivia o Argentina? No sabemos si esa derecha va a estar dispuesta a tolerar un gobierno de centroizquierda.

–Quizás ya hemos vivido un escenario de intolerancia con Toledo, sin ser él de izquierda.

–El gobierno de Toledo era más liberal en lo político y en lo social. Tuvo a la prensa en contra, así como a muchos sectores del establishment.

–Hubo mucho racismo.

–Yo creo que sí. Curiosamente, Toledo consolidó un modelo pro mercado, una política exterior pro estadounidense. Es decir, todo lo que una derecha moderna quisiera.

–¿Su opinión de Toledo es positiva?

–No es el mejor político del mundo. Siendo politólogo, a mí me gustan los políticos de carrera, los que tienen experiencia.

–Los animales políticos.

–Sí, eso me gusta en Alan García. El tipo sabe hacer política. Toledo vino como un amateur, evidenció su ineptitud política, pero a la vez demostró ser un demócrata. En su gobierno las acusaciones de corrupción eran cosas más bien menores. Aunque dudaba mucho de él, cuando uno mira su gestión debe reconocerse que ayudó a consolidar la democracia en un ambiente económico excelente. Mucho se debe a que supo escoger bastante bien a sus ministros y los dejó maniobrar. No es un tipo al que le guste controlar todo, al estilo Fujimori o García.

–¿Le ve alguna opción de volver a ganar en el 2011?

–No lo sé. El suyo es un liderazgo personalista, como el de Luis Castañeda o Keiko Fujimori, que ante el electorado no está mal visto pero tampoco.

El peligro fujimorista

–Justamente, ¿y cómo ve a Keiko Fujimori?

–Veo a Keiko como la aliada de los sectores más militaristas del Perú. El suyo es un proyecto personalista, que no necesariamente representa una propuesta política definida. Su padre tampoco representaba algo claro en 1990. Tiraba un poco hacia la centroizquierda, era anti neoliberal, anti Vargas Llosa, populista. Luego terminó gobernando de otra manera. Lo único que me parece claro en Keiko Fujimori es que el suyo no es un proyecto democrático.

–Aunque ella diga lo contrario…

–Es que está rodeada de montesinistas, y de los peores. Recordemos que el fujimorismo gobernó de una manera autoritaria, y no han hecho un reconocimiento de sus errores, no hemos escuchado una autocrítica. El contacto entre Keiko y su padre es fluido. La evidencia nos habla de una fuerza no democrática, no liberal. Y si yo fuera peruano no me arriesgaría.

–¿Vislumbra la aparición de un outsider para las elecciones presidenciales?

– Cuando un sistema de partidos no se ha logrado consolidar, como en este caso, siempre existe esa posibilidad. Dicho esto, me parece que el electorado peruano, sobre todo el de la costa, vive otro momento. Hace veinte años la crisis política, social y económica era muy fuerte. Ahora percibo que el votante peruano está menos dispuesto a apostar por un desconocido. Hay mucho más que perder que en 1990, cuando las cosas ya no podían andar peor. Me sorprendería que ganara un outsider con el discurso de “váyanse todos”.

–De García me ha dicho que destaca su capacidad de hacer política. Su elección del 2006 fue casi un milagro de resurrección después de cómo dejó el país en 1990.

–Es un pragmático. Todos los buenos políticos, los que tienen éxito a través del tiempo, son pragmáticos. Pero el suyo es un caso bastante extremo. Decidió que era más fácil gobernar desde la derecha más dura. Honestamente, pensé que gobernaría tal como lo anunció en su campaña…

–¿Ubicado en la centroizquierda?

–Sí. Un poco a lo Lula. Existía el espacio, había recursos económicos. Y no lo hizo porque era más sencillo gobernar desde la derecha, donde están los empresarios, los militares, la Iglesia. No hay contrapeso en la izquierda.

La democracia peruana

–¿Qué piensa de la salud de la democracia peruana en estos momentos?

–Hay señales buenas y malas. Cada vez que el gobierno de García se acercó a la línea autoritaria, debió retroceder porque la sociedad salió a responderle. García tampoco es un tipo súper autoritario. Eso está bien. Lo malo: el fujimorismo sigue vivo. Eso demuestra que la democracia peruana no está nada consolidada. A eso hay que sumarle que el periodismo, actualmente, no golpea mucho al poder, salvo excepciones contadas. En una democracia liberal se debería investigar más.

–En su reciente libro sobre “autoritarismos competitivos”, usted y Lucan Way destacan que el Perú dejó aquel modelo para convertirse en una democracia que cumple con los requisitos mínimos.

–Efectivamente, el Perú desde el 2001 es una democracia. Y soy optimista en el mediano plazo. No veo que se vaya a seguir un camino similar al de Ecuador o Venezuela, por ejemplo.

–Todo dependerá de quién gane en el 2011.

–Por cierto, la amenaza latente es el fujimorismo. Yo volví al Perú en junio y por entonces estaba convencido de que Keiko tenía un techo, que si bien podía llegar a la segunda vuelta, la oposición a su proyecto era más fuerte. Ahora ando más preocupado.

Veo sectores del establishment, de la clase media y media alta, a los que no les desagrada la idea de tenerla de presidente.

Sorprendente. ¿No? ¿Por qué apostar por alguien como Keiko que solamente traería incertidumbre, inestabilidad política y una mala imagen internacional?

–El riesgo de un retroceso democrático en el Perú se plantearía en términos de lo que usted llama “autoritarismo competitivo”.

–Estoy casi seguro. El riesgo de un golpe militar tradicional es muy bajo.

–Aquí hubo un debate interesante porque algunos analistas y académicos rechazan llamar “autoritarismo competitivo” al régimen de Fujimori. Prefieren calificarlo de dictadura a secas.

–Yo viví en el Perú en los peores momentos del fujimorismo, pero una dictadura es Stalin, China, Cuba. Lo de Fujimori no fue democracia, fue un régimen de naturaleza autoritaria con competencia política, oposición legal y algunos medios opositores. El término “autoritarismo competitivo” surge en el Perú. Admito que es políticamente incorrecto porque hay cierta necesidad de llamar a Fujimori dictador. No sé bien por qué.

–Quizás porque es un poco suave.

–Mira, yo odio a Fujimori. Era un tipo malo, corrupto, autoritario. ¿Simplemente porque no pongo a Fujimori al mismo nivel de Stalin uno es fujimorista? Esa es una tremenda exageración.


“Los peruanos son más optimistas que antes”

–Su relación cercana con el Perú ya lleva quince años. ¿Ha visto cambios importantes en el país?

–Ha sido un shock, una cosa tremenda. Primero, el optimismo. Hablo de Lima, claro, pero ya no veo esas caras de resignación de los noventas. Hablas con los taxistas, con la gente en la calle, con quien sea, y dejan salir una visión positiva sobre su propio futuro y sobre el país.

–¿Sienten que hay más oportunidades?

–Sí. Te cuento una impresión personal. La primera vez que visité a la Universidad Católica, allá en los noventas, era bien pituca, de chicos blancos, y eso hoy ha cambiado mucho. ¿Bien, no? Percibo que sectores sociales que antes no tenían posibilidad alguna de acceder a una educación superior privada de calidad, ahora sí pueden hacerlo. Y eso es muy bueno, es fantástico.

Perfil

• Nombre: Steven Robert Levistky Rubenstein.
• Fecha y lugar de nacimiento: Enero, 1968, Princeton, New Jersey.
• Estudios: Bachiller en Ciencias Políticas por la Universidad de Stanford. Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Berkeley.
• Ocupación: Profesor permanente de la escuela de gobierno de la Universidad de Harvard. Especialidad: Regímenes políticos, partidos y democracia en América Latina. 2010: Profesor visitante en la Facultad de Ciencias Sociales de la PUCP (beca Fulbright)
• Libros: La transformación del justicialismo. Del partido sindical al partido clientelista, 1983-1999 (2003).
-La democracia argentina: la política de la debilidad institucional (2005-coeditor)
-Instituciones informales y democracia. Lecciones desde América Latina (2006)
-Autoritarismos competitivos. El origen y la evolución de los regímenes híbridos después de la Guerra Fría (2010 –escrito con Lucan Way).
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Fuente: Diario La República, revista "Domingo". 31 Octubre, 2010.

sábado, 11 de septiembre de 2010

La agricultura da empleo directo a casi un tercio de los trabajadores del país, la minería lo hace al uno por ciento.

“El Perú es minero, no agrario”

Por: Fernando Eguren

Según el presidente Alan García, “el Perú no es un país agrario” sino “esencialmente minero”. ¿Por qué? Según el presidente, por tres razones: porque la cantidad de tierra agrícola por habitante es baja, inferior a la de Ecuador, Colombia y Argentina ; porque para tener seguridad alimentaria (“idea que ya no sirve en el mundo”, dice) más importante que la producción interna de alimentos es tener recursos para importar alimentos, como hace el Japón; en tercer lugar, porque en la historia del país los indígenas de las comunidades campesinas fueron confinados a las tierras más pobres.

Algunas aclaraciones son pertinentes.

En primer lugar, lo deseable sería que el Perú fuera caracterizado no por los recursos naturales que posee, sino por su excelencia en transformarlos. Es lo que hacen las economías desarrolladas: agregar alto valor a las materias primas. El problema del Perú a lo largo de su historia es que se ha mantenido hasta hoy como una economía básicamente primaria, con escaso desarrollo de su capacidad transformadora, con incipiente industria y deficiente sistema educativo (base para la formación del capital humano necesario para una economía transformadora). El presidente García piensa como un gobernante del siglo XIX.

En segundo lugar, si entramos a la lógica presidencial de caracterizar al Perú por la importancia económica de sus recursos, el aporte de la agricultura al producto bruto interno es similar al minero, con tres grandes diferencias: (1) la agricultura da empleo directo a casi un tercio de los trabajadores del país, mientras que la minería lo hace al uno por ciento; (2) la agricultura es la base de la economía de la mayor parte de las regiones, mientras que la minería tiende a tener características de enclave; (3) la actividad agrícola, por ser realizada por centenares de miles de familias, es fuente descentralizada de ingresos, mientras que las inmensas rentas mineras se concentran básicamente en un reducido número de grandes empresas.

En tercer lugar, darle un carácter segundón a la agricultura con el argumento peregrino de que “la seguridad alimentaria es una idea que ya no sirve en el mundo” y que podemos canjear gas por alimentos, va no solo contra el sentido común, sino en directa oposición a las preocupaciones mundiales sobre el problema alimentario, particularmente a partir del año 2008, y de la que se hacen eco los organismos multilaterales como la FAO e incluso el Banco mundial.

No le falta razón al presidente, sin embargo, cuando afirma que las comunidades fueron en la historia confinadas a las tierras más pobres. ¡Él mismo se está ocupando de que continúe esta lamentable tradición!

(1) Entrevista al presidente García publicada como suplemento especial del diario Expreso el lunes 6 de setiembre. De lectura obligada.

(2) Según información de la FAO, la disponibilidad de tierras agrícolas por habitante es solo algo mayor en Ecuador que en el Perú, y bastante menor en Colombia.
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Fuente: Diario La Primera (Perú). 11 de setiembre del 2010.
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Recomendados:
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sábado, 28 de agosto de 2010

Parte de Colombia fue robada por Teodoro Roosevelt con el canal de Panamá.

"Parte de Colombia fue robada por Roosevelt"

Por: Luis Ángel Murcia

ENTREVISTA. Noam Abraham Chomsky, intelectual gringo padre de la lingüística y polémico activista por sus posturas contra el intervencionismo militar de Estados Unidos, visitó Colombia para ser homenajeado por las comunidades indígenas de Cauca. Habló en exclusiva con Semana.com

El cerro El Bosque, un trozo de vida natural amenazado por la riqueza aurífera que esconde en sus entrañas, desde la semana pasada tiene una importancia de talla internacional. Esa reserva ubicada en el centro de Cauca muy cerca al Macizo Colombiano, es el cordón umbilical que hoy tiene a los indígenas de la región conectados con uno de los intelectuales y activistas de la izquierda democrática más prestigiosos del planeta. Noam Abraham Chomsky. Quienes lo conocen aseguran que es el ser humano vivo cuyas obras, libros escritos o reflexiones, son las más leídas después de la Biblia.

Sin duda el señor Chomsky, con 81 años de edad, es toda una autoridad en geopolítica y Derechos Humanos. Su condición de ciudadano americano le da autoridad moral para ser considerado uno de los más recalcitrantes críticos de la política expansionista y militar que Estados Unidos aplica en el hemisferio. En su país y Europa es escuchado y leído con mucho respeto, se ha ganado todos los premios y reconocimientos como activista político y sus obras tanto en lingüística como análisis político han sido premiadas.

Su paso discreto por Colombia no era para ofrecer las laureadas charlas, sino para recibir un particular homenaje de la comunidad indígena que vive en el Cauca. El cerro El Bosque fue rebautizado como Carolina, que es el mismo nombre de su esposa, la mujer que durante casi toda su vida lo acompañó. Ella murió en diciembre de 2008.

En medio de su agenda, coordinada por la CUT y la Defensoría del Pueblo del Valle, el señor Chomsky sacó unos minutos para atender en exclusiva a Semana.com y hablar de todo.

Semana.com: ¿Qué significado tiene para usted ese homenaje?

Noam Abraham Chomsky: Estoy muy conmovido; especialmente de ver que gente pobre que no tiene riquezas se presten a hacer ese tipo de elogios, mientras que la gente más rica no le presta atención a este tipo de cosas.

Semana.com: ¿Sus tres hijos saben del homenaje?

N.A.C: Todos saben de esto y el bosque. Una hija que trabaja en Colombia contra las empresas internacionales de minería también está enterada.

Semana.com: En esta etapa de su vida qué le apasiona más: ¿la lingüística o su activismo político?

N.A.C: He estado completamente esquizofrénico desde que era joven y sigo así. Es por eso que tenemos dos hemisferios en la mente.

Semana.com: Por cuenta de ese activismo ha tenido problemas con algunos gobiernos, uno de ellos y el más reciente fue con Israel, que le impidió ingresar a tierra palestina a dar una conferencia.

N.A.C: Es cierto, no pude hacerlo pese a que fui invitado por una universidad palestina, pero me encontré con un bloqueo en toda la frontera. Si la charla fuera para Israel, me hubieran dejado pasar.

Semana.com: ¿Esa censura tiene que ver con uno de sus libros titulado Guerra o Paz en Medio Oriente?

N.A.C: Es por cuenta de mis 60 años de trabajo por la paz entre Israel y Palestina. Realmente yo he vivido en Israel.

Semana.com: ¿Cómo califica lo que pasa en Oriente Medio?

N.A.C: Desde 1967 fue ocupado el territorio palestino y eso hizo de Gaza la prisión al aire libre más grande del mundo donde lo único que les queda por hacer es morir.

Semana.com: ¿Llegó a ilusionarse con las nuevas posturas del presidente Barack Obama?

N.A.C: Es muy similar a George Bush, ya lo había escrito. Hizo más de lo que esperábamos en cuanto al expansionismo militar. Lo único que cambió con Obama fue la retórica.

Semana.com: Cuando Obama fue galardonado con el premio Nobel de Paz, ¿qué pensó?

N.A.C: Media hora después del nombramiento, la prensa noruega me preguntó qué pensaba del tema y respondí: 'Tomando en cuenta su récord, este no fue el peor nombramiento'. El Nobel de Paz es un chiste.

Semana.com: ¿Estados Unidos sigue repitiendo sus errores de intervencionismo?

N.A.C: Ha sido muy exitoso. Por ejemplo, Colombia tiene el peor récord de violación de Derechos Humanos desde el intervensionismo militar de Estados Unidos.

Semana.com: ¿Tiene alguna opinión sobre el concepto de guerra preventiva que pregonó Estados Unidos?

N.A.C: No existe ese concepto, es simplemente una forma de agresión. La guerra en Irak fue tan agresiva y terrible que se asemeja a lo que hicieron los Nazis. Si aplicáramos esa misma regla Bush, Blair y Aznar estarían colgados, pero la fuerza se aplica a los más débiles.

Semana.com: ¿Qué pasará con Irán?

N.A.C: Hoy existe una gran fuerza naval y aérea amenazando a Irán y sólo Europa y EE.UU. piensan que eso está bien. El resto del mundo cree que Irán tiene derecho a enriquecer uranio. En medio oriente tres países (Israel, Pakistán, India) desarrollaron armas nucleares con la asistencia de EE.UU. y no han firmado ningún tratado.

Semana.com: ¿Cree en la guerra contra el terrorismo?

N.A.C: Estados Unidos es el mayor terrorista del mundo. No se puede pensar en algún país que haya causado más daño que él. Para EE.UU. terrorismo es lo que usted nos hace a nosotros y no lo que nosotros le hacemos a usted.

Semana.com: ¿Hay alguna guerra justa de Estados Unidos?

N.A.C: La participación en la segunda guerra mundial fue legítima y además entraron demasiado tarde.

Semana.com: ¿Esa guerra por recursos naturales en Medio Oriente se puede repetir en Latinoamérica?

N.A.C: Es diferente. Lo que Estados Unidos ha hecho en América Latina tradicionalmente es imponer brutales dictaduras militares que no se discuten por el poder de la propaganda.

Semana.com: ¿Latinoamérica es realmente importante para Estados Unidos?

N.A.C: Nixon dijo: "Si no podemos controlar a América Latina cómo podremos controlar al mundo".

Semana.com: ¿Colombia juega algún papel en esa geopolítica gringa?

N.A.C: Parte de Colombia fue robada por Teodoro Roosevelt con el canal de Panamá. Desde 1990 este país ha sido el mayor recipiente de ayuda militar estadounidense y desde esa misma fecha tiene los mayores récord en violación de Derechos Humanos en el hemisferio. Antes el récord lo tenia El Salvador quien curiosamente también recibía ayuda militar.

Semana.com: ¿Sugiere que esas violaciones tienen alguna relación con los Estados Unidos?

N.A.C: En el mundo académico se ha concluido que existe una correlación entre la ayuda militar que dan los EE.UU. y la violencia en los países que la reciben.

Semana.com: ¿ Qué opina de las bases militares gringas que hay en Colombia?

N.A.C: No es una sorpresa. Después de El Salvador, es el único país de la región dispuesto en dejar que se instalen. Mientras Colombia siga haciendo lo que EE.UU. le pide que haga, éstos nunca van a tumbar al Gobierno.

Semana.com: ¿Está diciendo que EE.UU. derroca gobiernos en América Latina?

N.A.C: En esta década apoyó dos golpes. En el fallido golpe militar de Venezuela en 2002 y en 2004 secuestraron en Haití al presidente electo y lo mandaron para África. Pero ahora es más difícil hacerlo porque el mundo cambió. Colombia es el único país latinoamericano que apoyó el golpe en Honduras.

Semana.com: ¿Tiene algo para decir de las tensiones actuales entre Colombia, Venezuela y Ecuador?

N.A.C: Colombia invadió a Ecuador y no conozco a ningún país que apoye eso, salvo Estados Unidos. Y respecto a Venezuela las relaciones son muy complicadas, pero abogo porque mejoren.

Semana.com: ¿Latinoamérica sigue siendo una región de caudillos?

N.A.C: Ha sido una tradición muy mala, pero en ese sentido América Latina ha progresado y por primera vez el cono sur del continente se está movilizando hacia una integración para superar sus paradojas, como por ejemplo ser una región muy rica pero con una gran pobreza.

Semana.com: ¿El narcotráfico es un problema exclusivo de Colombia?

N.A.C: Es un problema de los Estados Unidos. Imagínese que Colombia decida fumigar Carolina del Norte o Kentucky donde se cultiva tabaco, el cual ocasiona más muertes que la cocaína.

Fuente: Semana.com.
Miércoles 21 Julio 2010.

sábado, 7 de agosto de 2010

Carlos Iván Degregori: no hay presidente que haya maltratado más a la ciudadanía; “perros del hortelano”, “andinos tristes”.

“Este gobierno optó por ser el guachimán de la gran empresa”

Antropólogo, docente sanmarquino, investigador del IEP y ex comisionado de la CVR, Carlos Iván Degregori sigue con atención la realidad política, social y cultural del país. Aquí opina sobre el mensaje presidencial y otros temas urgentes.

Por: Federico de Cárdenas

¿Cuál es tu impresión general del mensaje presidencial?

–Previsible. Difícilmente se podía esperar algo distinto. Es cierto que el Perú avanza, pero por efecto de alguno de esos pactos fáusticos con el diablo parece que el avance se corporizara en el presidente y entonces uno ve que el Perú avanza, pero de manera desigual y no proporcionada. Unas partes crecen con desmesura, otras se quedan, y el rostro del avance es desequilibrado. Me quedó patente cuando pasaron las imágenes de AGP en el 2006, ni siquiera las de 1985 o 90. Es algo que no ves, por ejemplo, en Fernando Belaunde Terry 1 y FBT 2, en quien se aprecia un envejecimiento, pero a la vez una continuidad más armónica. AGP nos deja un avance innegable en cifras, con las desigualdades reducidas en algunos campos, pero en otros ocurre lo contrario, como lo prueba el que ahora hayan más conflictos que antes. Se cumple, creo, algo que Álvarez Rodrich dijo: que el gobierno no tenía por qué ser guachimán de petroleras. Este gobierno optó, y desde el comienzo, por ser el guachimán de la gran empresa y me parece notorio.

Lo que vi el 28, medio siglo después y con todas las diferencias –este es un gobierno democrático–, es que AGP ha optado por una suerte de odriísmo, aunque en él sería “hechos + palabras”. Las 130,000 obras anunciadas demuestran que ha optado claramente por que se le recuerde por ellas. Es una suerte de revancha personal respecto del desastre que fue su primer gobierno e incluso hizo referencia a ello al mencionar a su padre, algo que puede leerse como una reivindicación ante el país y hasta ante su familia. Pero ello le ha costado pasar del AGP audaz y heterodoxo –que lo hizo mal– al otro extremo: ahora es alguien sumamente conservador. Entre la baraja de opciones que hay en el mundo, el modelo que nos propone es uno que está en retroceso, duramente cuestionado por la crisis financiera actual.

–¿Tuviste, como muchos, la impresión de que este discurso no era de despedida sino de inicio de la campaña para el 2016?

–Sí. Hubo muchas referencias de metas que han de cumplirse para el 2021, lo que quiere decir que está pensando en el regreso. Pero para eso necesita dejar la vía lo más despejada posible, y ahí sus opciones por una democracia de las que en inglés se califican de “musculosas” (por no decir democradura) pasan por inflar fenómenos como el terrorismo –por el cual no guardo la menor simpatía, pero que es algo que ya pasó– y al que no se puede ver hoy sin su alianza con el narcotráfico.

Tampoco se puede desligar este discurso de lo que pase con el Apra en las elecciones municipales. Si en la elección para el Congreso la oposición se disuelve y los oficialistas quedan como dueños del hemiciclo, las cosas no lucen tan fáciles para el 3 de octubre. Es que el caudillismo de AGP surge sobre la desinstitucionalización del partido. Esos gritos de la barra aprista “Alan sí puede” suenan a abdicación e impotencia. García deja al PAP en las peores condiciones desde el 2000: un partido lleno de pleitos internos y muy atravesado por la corrupción, y en el que la candidatura de Roca desentona de un plan original, que buscaba que no hubiera candidato para votar por Alex Kouri. Aunque Roca se aferra, no descarto que acaben retirándolo.

Adiós a Haya de la Torre

–Eres uno de los que ha seguido la evolución de AGP, ¿podías imaginar que daría este giro de 180 grados?

–No. Y menos sin que hubiera una explicación al partido y al país. Hasta el 2006 encontraba su evolución coherente. Comprendía que tenía que rectificar lo anterior y reivindicarse. Pero entre lo que ofreció el 2006 y lo que ha hecho... El 2006 su programa era una suerte de socialdemocracia light, apegada a lo que se ha llamado “tercera vía”, con una participación más eficaz del Estado. Pero no hizo nada de eso. Acabó ocupando el lugar en el que Lourdes Flores se ubicaba, e incluso más a la derecha, pues Lourdes siguió hablando de economía social de mercado, y con García tenemos economía de mercado a secas. Claro, sube a un carro que Toledo había dejado en marcha y lo acelera; pero por otro lado no hay presidente que haya maltratado más a la ciudadanía: “perros del hortelano”, “andinos tristes”. Está bien que quiera infundir optimismo, pero no hay en él ninguna autocrítica, y el desconcierto se nota en el Apra.

–Ya no es más el mensaje doctrinario de Haya de la Torre, lo que hay es neoliberalismo simple y duro.

–Claro. Es verdad que el discurso de Haya también varió, pero haciendo un balance, hechas las sumas y restas se le puede considerar centrista o a lo sumo de izquierda democrática. Hoy el único hilo que le queda con respecto al aprismo primigenio es lo de “Pan con libertad”, que mencionó varias veces. Podemos tomar el aumento del PBI y la disminución de la pobreza como “pan”, y la libertad es la de toda democracia dura, con las acotaciones que puedan agregarse. Algunos podrían decir que es el “fin de las ideologías”, pero no sería exacto: las ideologías regresan, y con fuerza.

Sin reformas

–Tampoco puede negarse que este gobierno ha disfrutado de un momento excepcional de prosperidad –que permitió incluso superar sin escollos la crisis internacional–, pero a la vez, por haberse ido al extremo, no pudo hacer las reformas que se necesitaban, y que el 28 ya AGP dejó de lado.

–Ese es el gran déficit, la oportunidad perdida. Por eso cito a Odría y su frase. Pero las obras no bastan y nuestro futuro a mediano plazo puede ser frágil. La situación de crisis mundial no ha terminado, y nuestra inserción sin las reformas institucionales famosas –en verdad, reforma del Estado– se limita al puro economicismo. Se cree que cambiando la economía lo demás vendrá por añadidura, y no es así. Creo que donde más hemos perdido tiempo es en educación y salud, que requerían una inversión mucho mayor y soluciones imaginativas que no se han dado. Eso de “colegios mayores” me parece una propuesta del siglo XIX, allí donde se requiere buena educación para todos. Luego puede haber centros de excelencia, pero no al revés.

–Tampoco hubo avances en seguridad ciudadana y combate a la corrupción.

–Es que no se la vincula a la lucha contra el narcotráfico en las ciudades, pese a que estamos con el espejo mexicano muy cerca. Se deja todo a la policía y a la mano dura, algo que deriva del sentimiento de falta de legitimidad de las élites. Pero la ausencia de reformas en el Estado es un problema clamoroso. Cuánto se pudo hacer en un contexto tan favorable como el de los últimos cuatro años, en que ha habido un manejo de la economía sensato y dinero disponible. En cuanto a corrupción, AGP señala el problema, pero no ofrece soluciones concretas.

–¿Por qué crees que no ha habido voluntad de reformas?

–Es un problema complejo. A menudo, y sobre todo en los predios de la derecha, se cita al velasquismo como la suma de los males. Pero se olvida de que el primer gobierno de FBT quiso hacer reformas y fue el Apra en alianza con el odrísmo el que las impidió. Luego vino Velasco e impuso las reformas a la mala. Ese problema del Apra con las reformas se repite, y el resultado es que vivimos una situación medio a lo China: economía y obras. Pero, por otro lado, a García se le agotaron la audacia y la creatividad, no se le ve querer jugarse por algo, ni siquiera por una economía de mercado pero con reformas. Alan no es un neoliberal con audacia. Eso me parece que también se vio en el discurso: una especie de agotamiento que no es de ayer, y que se limita al “sí se puede”, cosa que dudo, porque se puede llegar al primer mundo con violencia y represión, pero no sin educación. México es en esto un espejo en el que podríamos mirarnos. Ya se creía en el primer mundo, y según muchos de sus indicadores ya casi lo estaba. Pueden venir sorpresas feas.

–¿Corregirías tu vaticinio de hace dos años, que veía al segundo García como una suma de Fujimori y Toledo?

–Parcialmente. Es curioso, va a ser una suma de Fujimori y de Toledo pero más pálido que ambos, para bien y para mal. Toledo en sus inicios intentó hacer ciertas reformas y luego se fue apagando, víctima de su impopularidad, quedándose solo en el buen manejo de la economía. En cuanto a Fujimori, por cierto que no ha llegado, a nivel político ni a nivel de corrupción, a lo que fue ese gobierno, pero hay una corrupción evidente y que lo salpica por todas partes, algo casi sistémico y que implica a lobbystas y gente vinculada al Apra. Frente a esto, el mensaje no dio iniciativas serias anticorrupción. Pero el segundo García tiene algo del autoritarismo competitivo de Fujimori y también ha optado por la dureza en la represión de los movimientos sociales. Creo que lo que faltó a mi vaticinio fue ese lado odriísta que señalaba. Finalmente, el segundo García es más conservador de lo que imaginé.
La oposición

–Decías que el 28 también tuviste la impresión de una disolución de la oposición. ¿Cómo ves su rol en este período?

–Lamentable. Y esta reciente elección del presidente del Congreso es como el capítulo final de lo que han sido estos años. Han implosionado y, para empezar con el grupo más numeroso, me parece que Ollanta ha perdido cuatro años. Mi impresión es que no logra cuajar un partido, un equipo y un programa que sean alternativa. AP tiene límites muy grandes; del PPC nunca se supo si era oposición u oficialismo y acabó brindando ministros al gobierno. No es que no haya habido oposición, es que ha sido tan frágil que ha acabado diluyéndose.


Fuente: Diario La República, suplemento "Domingo". 01 / 08 / 2010